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__Una vez me escribiste una composición para un concurso que hacía la escuela. ¿Te
acordás?...Me lo aprendí de memoria y lo gané.
__Me acuerdo. Era sobre Evita, que había muerto el año anterior.
__Eso me cagó la vida para siempre, papá.
__No te entiendo, m’hijo.
__Sí; el asunto es que mamá se enteró.
__Se lo habré dicho yo, como un chiste.
__Claro; a lo mejor. Pero ganar ese concurso me incentivó. No sabés. Me hizo adicto a los libros. Leía como un
poseso. Quería, con desesperación, escribir yo mismo. Por mí mismo; y no pensaba
en otra cosa.
__Sigo sin entender, m’hijo.
__Cuando estaba en segundo año del secundario estudiando en Uruguay, en la Fráter,
gané por méritos propios un concurso literario sobre un tema libre. Se llamaba
“Estrellas federales de una tarde”. Me salió eso por la planta, toda roja, que veía desde mi ventana. Me mandé a imaginar y gané. ¿Sabés?


__¿Y?...
__Loco de alegría le dí la noticia a mamá. ¿Sabés lo que me dijo, en lugar de alegrarse y
felicitarme?...”¿Quién te lo escribió?”. Desde ese día jamás pude convencerla de que
yo valía algo; de que fuera capaz de hacer algo por mí y que tuviera algún valor.
__Sí; tu vieja era así. Dura. Era muy jodida. Y cruel. Y, además, como tenía mucha
inseguridad, se volvió una mujer resentida y mala.


__Ella siempre me decía, machacando cada tanto,”Marianito, vos a mí no me querés. Al
único que querés es a tu papá, que es una reverenda porquería.
__Varias veces me dijo eso mismo con mucha rabia.
__Cuando yo le contaba , chocho, que me había eximido en todas las materias, me retrucaba:
“Veremos cuando traigas la libreta de calificaciones…” Recién entonces,
cuando comprobaba que era cierto, se la mostraba , orgullosa, a las amigas y a las
vecinas, como si se tratara de un triunfo personal. Parecía una gallina clueca.
__¿La odiás mucho m’hijo?
__Sí; la odio. Y también me da lástima. Me arruinó la vida…. Me la gasté tratando de
demostrar que valía algo. Y nada de lo que hice y logré que, para mí, fue mucho,
me dio un poco de paz. Nunca. Jamás pude calmar esa tristeza mugrienta. Ahora, que
empiezo a ser un viejo, sé que me marcharé de la vida con un agujero negro .
__No te calentés, Marianito. No es para tanto.Tu mamá es una pobre mujer.