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Actor,director y docente teatral.Escritor (novela, cuento,poesía y dramaturgia) Artista textil.-

La Tierra del Arca

Hola a todos:
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.

ARTE TEXTIL

Estos trabajos intentan metaforizar el genocidio realizado en la Patagonia, primero con los pueblos originarios y luego con militantes populares. Traté de eludir la anécdota directa y representar los hechos desde la abstracción geométrica. A lo mejor les gustan un poco. Faltan algunos que pronto publicaré.Díganme qué les parecen. Gracias.-

sábado, 14 de agosto de 2010

42.-
CARTAS DE GRATITUD- Capital Federal- “Enterada por la prensa del rapto del niño, arrebatándolo de los brazos de la niñera, cuando lo paseaba por el barrio de Constitución. Pedían rescate. Pasan cuatro días, durante los cuáles yo lo había puesto bajo el patrocinio de Ntra. Sra. de Fátima. Y el milagro se produjo, pues se devolvió al hijito a su progenitor, sano y salvo. Por ello y otra gracia que me concedió la Virgen le envío la limosna prometida. Periódico “ VOZ DE FÁTIMA” Julio 13 de 1975.-





Pero no creas. No soy un mentiroso. Todo mi mundo, así, roñoso como lo ves, es rigurosamente cierto. El pequeño detalle, me parece, es que existe únicamente para nosotros…Ahí, afuera,…Oh, Amelia, es una selva eso. Lo nuestro es nada más que un cuarto. Qué empeño, loca, ¿eh? para hacerlo calentito. No es que se llueve adentro y nos moja. Está lloviendo en nosotros y qué podemos hacer con nuestro pelotudo lirismo, decime…la cosa es esa selva, ché; ese follaje endemoniado. Se siente olor a podrido, sonidos de paletas de helicóptero elevándose y risas de gente encantada y contenta porque empieza un tiempo nuevo, y festeja alegremente un futuro prometedor. Hay que meterle fuego a todo para que arda de punta a punta. Aunque, claro, también están nuestros besos. Ah, sí. Me va costando creer que basten las bocas porque las lenguas se van volviendo lija. Al fin, amor, esta pieza es como una zancadilla, una canilla de agua caliente para limpiar nuestro amor, ¿eh? Como las flores, la semilla y todo eso; de regar y esperar. Primero un brotecito parecido a una sospecha y, luego, va armándose el asunto de crecer, definiéndose, llenándose orgullosamente de verde, hasta que, sorpresivamente, la tipa estalla en una flor. Se hace inmensa…(DEJA DE LLORAR). Deberías ir, no sé, irte; mirá…(SEÑALA) qué desvalidos parecen la cama, la frazada y el calentador…Hace frío,¿no? Estoy helado, amor. En esta pieza se hiela uno.
Aspiro, trago y exhalo. Viboreando sube y me abandona. Yo, en cambio, quedo; y el humo, desde arriba, hace una toma contrapicada y se me debe ver la cabeza primero , como una mancha sucia y, naciendo a los costados, mis hombros tipo percha de Grandes Tiendas, seguramente vencidos de antemano por mi eterno pesimismo montado a cococho sobre mi espalda, día y noche y día. No, ché. Ya no aspiro ni trago ni largo ni nada. Dejé ahogarse lo que quedaba del cigarrillo en la taza y sin poder adherirme a ninguna superficie, volví a flotar; a ser, solito, una sustancia liviana que vaga por las habitaciones de estas oficinas horribles donde dentro de un rato voy a estar, secas, sucias, contaminadas por gente habladora sin nada que decir.
Llevo el silencio
como una lacra, te dije.
Y únicamente mis ojos
arden en llamas calladas
pero ciegas.
Cargo la noche
sobre la espalda
como una capa
y nada más que mi aliento
repta por las paredes,
pero frío.
Apenas, en mi mano,
advierto una línea azul
trasparente
que late.

En este momento abro los ojos, me despierto y ella está vistiéndose. Ya tiene puestas la bombacha y el corpiño. Manipula una pollera marroncita mientras, de reojo, me estudia. A mí, que estoy boca arriba, resbaladizo, escapándome por las rendijas de la persiana por donde, quién sabe cómo, se anima a entrar un poco el apagado sol del invierno. Levantate, ¿preparás café? No hay, hacemos mate cocido entonces. Así que no hay más remedio que tirar con toda energía del guinche, para no defraudarla. Poner en marcha los motores capaces de arrancar y, de cuajo, diez millones de toneladas de desesperanza, Marianito. Y, sin contemplaciones, tirarlas al patio mugriento lo más rápidamente posible; cosa de no dar tiempo al bajón. Ya, en el tren, Marechal me agarra un poco de los pelos. Me sacude. Leopoldo. Leopoldito; vos sí que no tenés problemas con las palabras; chapás la pipa y se te escapan en el humo tus adjetivos dorados, pacientemente trabajados, ricamente tallados por orfebres que tienen olor a incienso y demás yerbas aromáticas. Fluís como una vertiente. Sabés hablar desorejadamente bien de hombres y de caballos del Sur; llegan fenómeno, fuertes, los olores a bosta; a gringo, a mibuenosairesquerido. Leopoldo; es que la Patria, hermano, es un suceder o es un bodrio, ¿ no,?
Dormido ahora pacíficamente en la misma cama con Antígona, para celos de Elbiamor; mientras un centauro de plata escucha ditirambos que suenan en la pampa de la noche…

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