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Actor,director y docente teatral.Escritor (novela, cuento,poesía y dramaturgia) Artista textil.-

La Tierra del Arca

Hola a todos:
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.

ARTE TEXTIL

Estos trabajos intentan metaforizar el genocidio realizado en la Patagonia, primero con los pueblos originarios y luego con militantes populares. Traté de eludir la anécdota directa y representar los hechos desde la abstracción geométrica. A lo mejor les gustan un poco. Faltan algunos que pronto publicaré.Díganme qué les parecen. Gracias.-

domingo, 16 de enero de 2011

82.-
Son como señales. Quizá como un bodoque de arcilla en la cabeza. Porque todo giraba vertiginosamente en alguna zona de la cabeza. En algún impreciso lugar del cuerpo, en cambio, estaba lleno de yuyos abandonados creciendo al descuido, saliendo salvajemente de los ojos, de las orejas, de entre los dedos de los pies. Miraba hacia el techo y estaba muerto. ¡Ah, Caimán! ¡Ah, Gringo!...Y el viejo Caimán y el viejo Gringo vuelven a moverse desde la muerte, carajo, y como cascarudos, se estrellan y otra vez se estrellan y otra vez, contra la lámpara incandescente del cerebro, una y otra vez, y otra más, obstinados. Se ponen en movimiento o se detienen bruscamente a su orden. Giran los seres todos del pasado y el futuro en la memoria hirviente; giran maravillosamente los destinos enharinados y pintarrajeados; algo que hace andar esa especie de organito de todo lo que no fue mientras el pasto, desordenado y crepitando, crece desde su cuerpo abandonado, trepando las grietas, lleno de telarañas, de hormigas y bichos colorados. Y él, en tanto, en medio de la mugre, únicamente vela.
Ruedan lágrimas, crecen risas cuyos ecos resuenan en el cráneo. Pero su cara permanece impasible. Atrapa una imagen cualquiera, y fatalmente es el Gringo de niño que habla a torrentes, borracho de fantásticas eras que vendrán, mañana. Mañana. Y, fascinado, lo mira, lo miiiira desde un tronco donde está sentado viéndose, a su vez, las piernas flacas. Lo ve mover el molino de sus brazos, escupiendo azules gargajos a diestra y siniestra, poniendo y sacando realidades del mazo, así que baraja y vuelve a cortar y a dar. Expulsa pensamientos, esas ratas, desde un centro sobre el que está empecinadamente parado. Es una plataforma desolada y ventosa, Elsinor, donde está de pie, inmóvil y boqueando como un sapo, con la piel cuarteada por el frío y la espalda llagada de tanto sol; clavadas las raíces en la tierra del suicidio como un perro rabioso. Siempre, siempre, obsecadamente, las cosas en algún centro desde donde ha estado adjudicando sentencias. Un inútil en consecuencia.
¿Qué viene a ser esto, Caimán?...Esta rabia que se ha descargado sobre nosotros? Somos internos, Caimán, todavía. Estamos en la Fráter, nomás. Se cae a pedazos, se llueve de podrida, pero igual nos sigue dejando sin salida. Recién llegados, ché, y sólo se trata de obedecer; pero, con paciencia y con saliva, llegaremos a “capos”. Vamos a reventarlos a todos. ¿Eh, loco?...Es cuestión de un cachito. De romperse un poco el culo contra el suelo. Hay que tener fuerza de voluntad. El que no tiene constancia no llega nada. Hay que ser buen hijo, buen alumno como nosotros, negro; buen padre, buena persona, buen finado. Hay que cumplir, ay; hay que dar el ejemplo, ser como Dominguito. Todo tiene sus frutos…
¡Caimán!...¿Qué hacés, Caimán?¿Andás por ahí, en algún cuartucho de la Legislatura gastando la birome? ¿En qué expediente estás, loco? Fijate si no anda el mío; qué dice. Y haceme unas líneas; tengo tantas cosas para contarte…
Todo debiera ser turbiamente transparente o vagamente justo, ¿no? Con su oído de tísico escucha reptar a la violencia, afuera; desde su centro resquebrajado. Hombres hacen explotar cosas contra otros hombres. Y se mata lentamente afuera del centro. Afuera. Taparse de pasto crecido…
Y me parece que vendrán, Caimán. Vendrán, Gringo. Posiblemente durante la noche, amparados por alguna impunidad innombrable; golpearán la puerta. Los “capos”de la Fráter, aquellos celadores. Nos llevarán, loco. Estar vivos es una actividad simple y un poco terrible. Creo que vendrán, vendrán posiblemente; vendrán…
Quizá nos den tiempo a tomar mate, a contar cuentos, a recordar el quilombo de la Angélica. No serán necesarios proverbios tales como persevera y triunfarás. Nosotros reiremos; abrazados, como toda otra actividad. Aunque__jovatos__probablemente terminemos hablando de los chicos, de cómo ellos fantasean, lanzados ya como una bala; de lo bien que cumplen con los pasos, de cómo son mejores; otro proverbio que permanece. Esas cosas… Con la baba cayéndose nos tranquilizaremos dándonos palmaditas en el lomo, sin hacer caso de los gritos que se escuchan, ya que no hay mal que dure cien años ni que por bien no venga, dicen las viejas sabias.
Y desde su Sahara calcinado, este inmóvil no tiene más que solidaridad y miedo pero, más por diablo que por viejo, sabe que su miedo y su solidaridad son semejantes. Gringo; Caimán. Sabe que alguna vez se juntarán. Y que , después de ese día, habrá bailes populares en la pista de Velázquez y chamamés y canciones y versos. Y vos, Caimán; vos, Gringo; yo. Todos. Estaremos todos bailando en pelotas en el patio de tierra del rancho de la Angélica.

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