11.-
__Papá, ¿siempre fuiste peronista?
__No. Antes de que viniera Perón era irigoyenista. Todos éramos irigoyenistas.
__¿Y qué tenía Perón?
__No sé. La sonrisa…era como Gardel.
__¿Y te ayudó a vos?
__¡Qué sé yo!... Por seguirlo fui a parar de Secretario municipal.
__¿Y sacaste alguna tajada de eso?
__No. Aunque no lo creas, no. Nunca se me pasó por la cabeza. Eso sí, ayudé a mucha gente a conseguir casa. Esos chalecitos.
__Pero nosotros vivimos siempre en una casa alquilada.
__Sí, siempre. Tu madre me puteaba por ayudar a otros y olvidarme de nosotros que éramos la familia. Decía que era un boludo. Que primero de todo estábamos nosotros. Pero, no sé; nunca pude…Todo el mundo me conocía en el pueblo. Imaginate. No hubiera podido mirar a nadie a los ojos.
__Pero, sin embargo, igual te metieron preso. Te mandaron en cana a Colón con otros peronistas.
__Es que esa era la orden de arriba… Eso era lo primero de la Revolución Libertadora Si habías tenido algo que ver con el peronismo tenías que ir preso.
__¿Y qué pasó después?
__¿Después? Se vino la noche, m’ijo….La pobreza, la malaria. Se terminó todo. Hasta mi matrimonio con tu madre se fue a la mierda. La desbandada. Vos, tu hermana, yo…cada uno por su lado.
__¿Sálvese quien pueda?
__Y, sí.
__¿Te acordás, viejito, cuando recibí la pelota que me mandó Evita?
__Claro. ¡Cómo no ve voy a acordar!...Si yo mismo le lijé bien el escudo peronista y la cara de ella, que estaban impresos en el cuero, para que los padres de los demás gurises los dejaran jugar con vos en el campito.