16.-
¡Apagá la luz, ché, que llegó el vecino!...Y claro, ahora es fácil evocar la carretera reseca en pleno enero a las seis y pico de la tarde en mi cabeza de tipo recién crecido. La ruta, el camino hacia el Extranjero, hacia el Reino (casi nunca me llevaban por ella; íbamos a Concordia por ferrocarril
o en coche-motor). Era aventurarse hacia una frontera, hacia las Indias; hacia donde vivían Sandokán y Yáñez y los Piratas de la Malasia. Hacia Amok y El Fantasma; recorrida solo en ocasiones últimas y extremas; por ejemplo como ahora, cuando era necesario hacerse ver por el “especialista”, o ir a Gath & Chávez. O para comprarse un par de zapatos Sietevidas porque empezaban las clases… Y, sobre todo, cuando había carreras de Ford “T”; qué maravilla y, además, corría Benedicto Campos, que era el campeón. Yo sabía distinguir, claritas, las diferencias que había en los actos previos y posteriores. Por ejemplo , un olor diferente en las cosas. Imperceptible para otro que no viviera en casa; mundo microscópico en el que quedaban afuera todos los demás. Podía decirte de antemano, Amelia, amor, si nos iríamos en coche-motor o en tren. Hablarte horas del olor a metal de la máquina a vapor cuando paraba, tirando calor, humo blanco y aventuras. O de los asientos de madera lisita y fraterna. Ir a Concordia quería decir levantarse arañando la noche todavía, lagañoso ,( después del insomnio, mirando las telarañas del techo altísimo) sin querer lavarse la cara, pretender tomar be-bi-do y a los pedos el café con leche, antes de la amenaza de que y bueno, si no tomás la leche nos quedamos, qué joder, y sanseacabó, mocoso de mierda. Mansito a poner la cabeza mojada sobre la palma de papá para que me peinase con gomina, siempre parecido a Gardel. Por ejemplo, en el año cuarenta y nueve. Las seis y pico de la tarde, dije; todavía sin escuela, qué suerte, y sí con las patas negras de mugre, qué bueno, igual que las uñas de tanto callejear y jugar a las bolitas con el negro Troncoso, ese vago. O de juntar carbón de piedra en las vías, a lo croto, para vender eso que cagaba el tren cuando pasaba a todo trapo. Después el polaco Saszulack lo metía todo en la fragua, nos tiraba con veinte centavos y con eso podíamos comprarnos dos galletas con grasa cada uno, dos tortas negras, y limpiarnos la nariz con la manga. ¡Entonces lo vimos!...Yo no quise acordarme de la recomendación (no me importó, claro). Se levantaba tierrita por donde pasaba la cortina brillante y transparente ( el agua parecía nacer del suelo, haciendo un abanico) y lo más lindo de todo era el olor a tierra húmeda y recién mojada. Por eso corrí y corrí, desatado, a la par del camión como tres cuadras y el agua, el abanico, del camión regador; la cortina brillante y transparente del camión regador ( quejoso, el hijo de puta; mugriento y destartalado) era una fuente de la que saltaba agua mezclada con descubrimientos, sapos, y sensaciones nuevas e increíbles. Los pies, los dedos enchastrados, reían en el barro y la camisa se pegaba a mis costillas, radiografiando. Así fue. Así fue. Papá, pobre cristo, me dio la única y soberana paliza de mi vida, hasta que el culo pidió basta. Tal vez lloré, Amelia, ( quisiera creer que no) y debió ser seriamente. Con la primera solemnidad de la que ya no me desprendería, eh? Todo eso me quedó pegado a la piel hasta hoy. El deslumbramiento del castigo y la culpa todavía están. Ah, sí. Mi vida, qué rollo. Se calcan mis. Y mis tardes en la misma. E inútil. Repetir hasta. La náusea. Y el agotamiento. Idénticas. Siempre palabras sobre renglones negros de fichas azules. Tendrás que trabajar, Marianito. Ganarte tu pan. Durante. Repitiera incansablemente: no debo conversar en clase. No debo. Entre esas horas, un desayuno a la carrera. Robo veloz al tiempo. Ladrón, lector de libros a todo trapo. Vicioso compulsivo. Y bueno; regresar, entonces, con prisa, al silencio, ajeno, de la pensión, vaya a saber por qué, ¿no es cierto? Hay cierta dignidad ,de todos modos, en ese cuarto descascarado y pedorro. Después vendría el sueño. La mañana…Mi vida. Amor. Pongo el pianito del cine mudo y sólo miro imágenes todas fuera de sincro. Fuera de lo real. La boca abierta, embobado, invitando a las moscas soreteras.
Datos personales
- carlos lagos
- Actor,director y docente teatral.Escritor (novela, cuento,poesía y dramaturgia) Artista textil.-
La Tierra del Arca
Hola a todos:
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.
ARTE TEXTIL
Estos trabajos intentan metaforizar el genocidio realizado en la Patagonia, primero con los pueblos originarios y luego con militantes populares. Traté de eludir la anécdota directa y representar los hechos desde la abstracción geométrica. A lo mejor les gustan un poco. Faltan algunos que pronto publicaré.Díganme qué les parecen. Gracias.-
martes, 20 de abril de 2010
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