23.-
__¿Te jode que esté al lado tuyo y no diga nada?
__No. ¿Por qué me va a joder?... Está bien así. El silencio me hace bien estando con
vos.
__¿Sabés?...Tengo ganas de hablar, papá, y no sé de qué.
__No digas nada, entonces… Mirá la noche, nomás. Está linda. No hay una gota de
viento.
__Sí; se parece a cuando estábamos sentados en la vereda en los sillones de lona. Hacía
calor y era verano…
Cuando pasaba alguno y te decía “¡buenas noches!”, vos le
contestabas: “¡bolas mochas!...”
__El foco de la esquina estaba lleno de bichitos. Era una nube.
__¡Qué lindos esos veranos, papi!...
__Claro. Eran lindos… Parecía que íbamos a ser siempre felices, ¿no?...
__Sí… Yo me sentía como calentito, como abrigado… Estaba seguro y todo encajaba en
su lugar. Papá…


__¿Qué, m’hijo?...
__Hablo con vos, ahora, y me parece que no estás muerto. Que nunca moriste ni
sufriste.
__Y bueno, es una ilusión linda.
__¿Me ves viejo, papi?...
__No; ni en pedo. Sos mi Marianito… Siempre lo serás. A los hijos uno nunca los
deja de sentir chiquitos.
__Es cierto. A mí me pasa igual con los gurises míos. Y ya son grandotes.
__La eternidad debe ser eso,ché…
__Capaz que tenés razón, viejito… Eso debe ser la eternidad. Aunque se trate de un
chiste que nos hace la mente.


__Es que no es un chiste, m’hijo. Mientras vos sigas conversando conmigo, yo continúo
vivo, ¿entendés?...
__ Sí, entiendo…Y cuando yo me vaya, ¿qué vas a hacer?.. ¿Podremos seguir hablando, viejo?
__Me parece que no.
__¿Por?...
__ Yo no voy a estar más. Porque, a partir de entonces, vas a tener que empezar a hablar
vos con tus hijos.