36.-
Tomar una decisión es como elegir un bombón con una cucaracha adentro. Yo tenía que hacerlo, pero lo único que deseaba, verdaderamente, era sacarme de la espalda el peso del sol. Quizás desaparezca alguna vez el dolor en mi costado derecho; las tareas duras no han sido hechas para los que se las tiran de aristócratas de la mente, como yo. En cambio mi necesidad no piensa lo mismo; de manera que allá fui a buscar el martillo y, también, compré esta puntada en mi costado. Lo que no habrá de desaparecer, seguramente, será la materia de que está hecha mi amor por vos. Aparte de pegajosa, por ahí es como un ladrillo a veces tan dulce, que procesiones de moscas me siguen por la calle famélicas y enardecidas. Todavía no me ha dejado ningún dolor; pero si ello ocurre, me encontrará preparado; de todos modos ya compré un timbre gigante y anoche, mientras dormías, abrí tu vientre a dentelladas y lo fijé al final de tu vagina. No hubo necesidad de pegamento, bastó la saliva de mi lengua verde.
Sin embargo soy feliz; lo sé muy bien pues soñé__sueño eso constantemente__ con un gorrión amarillo, un misto, pichoncito aun, que vela mis sueños y mea mis zapatos en las noches cálidas. Al levantarme, en las mañanas, es muy dulce sentir la humedad de mis pies, todavía dormidos y empalagados de acariciar tus pantorrillas. También he pensado que, de algún modo, mis oscuros deseos de pervertido están saciados y por eso soy capaz de amarte con la entrega de un niño. Claramente lo advertí ejerciendo las prostitución diaria de viajar en subte a un trabajo de mierda, de tomar a la carrera trenes con olor a vinagre para acabar sentado, achicharrado, frente a un escritorio vacío por toda la eternidad, en el centro mismo, en el tornasolado centro de la Repútica Argentina por algunos miles de nacionales mensuales que no alcanzan para un carajo. Eso me produce un gozo tan intenso que eyaculo sin control en los papeles, y más de un bibliorato espera un hijo mío. Ahora sabés por qué nunca pude serte fiel, por qué soy así de tierno con vos, Amelia.
Hummmmm….,mirá un poco, ahí llegan las palomitas que son mis compañeras. Vienen con los buches llenitos después de comer; miralas como se dan dique, miralas un poco cómo se acomodan las pelucas y las medias corridas. Tomá, tomá, mi vida, un poquito de moco; ponételo, por favor, que se te despegaron las pestañas.
__¡No, noooooo!...Yo no entregué ningún formulario, querida.
__Sí, tesoro, el 02/15989. ¿Me trajiste un pancito del comedor como te pedí, mi vida?
__Dijo si se puede reintegrar el formulario. Está en el teléfono.¿Qué le digo, señor?
__¿Está cumplimentado, señorita?
__Sí.
__Bueno, está bien. Dígale, de parte mía, que lo deje.
Miralas cómo llegan con sus carteras colgando como babas.
__¿Comiste todos los fideos, ché?
__Ah, no; yo el queso y el dulce, m’hijita. Nada más.
__Yo sí.
_:_Ah,no, gordi. Yo estoy dispuesta a adelgazar. ¿Fuiste a ver “El Gattopardo”?...
Hay una pared que es el paisaje
y lo trae la ventana de mi oficina.
La humedad
la hizo Jackson Pollock.
El sol inútilmente
quiere entrar.
Razonablemente
decide rebotar en el muro
y sólo reflejarse.
Amo las pelucas postizas que usan, pagadas a crédito. Las falsas narices de cirugía estética, los boliches de onda de los sábados, amo sus horas extras, las amo a ellas, mis hermanas, mis amantes, mis niñas, mis muñecas, mis putas, mis novias, mis amigas, mis jovatas, mis vaginas, mis amores, mis loritos, mis cositas, mis boludas, mis misses, mis yeguas, mis mamitas, mis culitos, mis guainitas, mis tetonas, mis maestras, mis empleadas, mis potrancas, mis minitas, mis bebitas.
__Está muy bien; tenés que verla, es divina!...Llega un momento en que ella mueve las
manos; las poses, qué se yo, hay que verla…Se parece a la estatua de La Libertad, tan
fina…esta parte de arriba toda dorada. Un sueño el vestido; tan rica…
__¿Quién, ché?
¬¬¬¬___¡Cómo quién!...Violeta Rivas. ¿Quién va a ser?...¿Vos no viste “La novicia
rebelde”?
__¿Qué comés, che? ¿Qué masticás?...¡Ayyyy, yo me comería un sandwichito de jamón
y tomate. No toqué el pollo, no comí nada hoy, nada, te lo juro.
__Ah, ¿sí? Muy bien, entonces. Tome, le dije. Me di media vuelta y lo dejé plantado.
¡Qué se pensó!...
__Bueno, y por la cara que yo tenía, el tipo me dice: “Ay, m’hijita; qué poco le deben
pagar a usted!...”
__¿Qué tema te tocó?
__A mi me tocó “La Primavera”
__A mi me tocó el corazón.
__¡Andá!...A vos te tocaron el culo
Mis joyitas, mis pibas, mis fatitos, mis chirusas, mis amadas, mis florcitas. Aquí reina el cuchicheo, y por eso les queda la marca en los labios apretados; se ven rígidos, mis dulzuras, sobre todo el labio superior, fíjense bien, mis mimosas, parecen prontos a querer separarse del resto de la cara; deben dejar de querer anticiparse a cuanto rumor nace, eso es mucha ambición. Yo sé lo que les digo, el cuchicheo crece donde hay miedo. Es como pasto, háganle caso a papito; se cuchichea en los velorios porque es fuerte la podredumbre de la muerte; se cuchichea aquí porque hay olor a cadáver, mis calas, mis amapolas, mis cipreses. Ahora mismo siento el rumor dulce, inconfundible, de mis semejantes detrás de una sonora carcajada y, luego, el río de la presión liberada. Empeñados en cualquier forma de pureza, culpables algunos de sus convicciones. Y algo cobardes. Yo uno de ellos, mis ricuras.
__¿Querés poner para el regalo de Raquel, Mariano?
__No; no quiero poner. No me interesa. Y si no me hubiesen preguntado, tampoco
hubiera puesto.
………….
__Vos estás un poco agresivo últimamente, querido. ¿Qué te pasa?
………….
__Ah, ¿y te quedás así?...
………….
__¿No te interesa que yo te pregunte?...
__Tomalo como quieras-
__¡Ufa, ché!...Por un chiste; me parece…
__Bueno. No tengo ganas de chistes. De hacer chistes con eso. Para mucha gente de
aquí, de esta empresa de mierda, poner plata para una boluda no es ningún chiste.
__Pero a mi no me importan los demás. Yo te hice un chiste a vos.
………….
__¡Pero mirá con lo que sale éste!...
__Bueno; y yo te contesté ¿no?
__No seas tarado…Me parece que no te voy a dar más bolilla__dice. Y parecen rotas las
relaciones.
A ciertas personas les gusta creerse únicas en el universo. Cuando rompen con nosotros y dejan de tratarnos, imaginan que uno no va a poder seguir viviendo. Les encanta la profesión de verdugos, gozan creyendo que nos castigan; pero, felizmente, siempre llega el marinero que nos tira esa piolita; siempre hay un tipo que resulta ser jefe y, además, que se derrite cuando lo llaman “papá”. Todos los santos días sumo y sigo y saco el subtotal, mis bombones. Me da en rojo.
Atado de pies y manos a un escritorio;
prisionero;
es imposible, igual, detener el flujo musical
de los poros mojando las tarjetas.
Obligado a dar forma a un asiento,
a numerar sin tregua la existencia,
inútil es impedir la corriente
de ese arroyo de cuerpos prontos para el amor.
Puede ser que claven o atornillen
las puertas del día hábil;
que las tardes sean asesinadas por relojes.
Pero no han de impedir
que sean los propietarios de sus noches.
Agitan las banderas de sus dormitorios oscuros.
Allí sí sonarán salvajes sus gritos de triunfo y de placer.
Cada día y cada tarde
es una agazapada espera para consagrar la primavera
de los lechos;
un puñal de ayes abriendo el vientre de las prisiones
diurnas.
Hay bastante silencio y es otro día. El perfume y los desodorantes cubren todo, muchachas. Toda la tribu está comiendo sus fideos; tose alguien, otra sella. Al lado mío una archiva papeles sucios. Yo aparento. ¿Quién carajo es inocente aquí? Montañas de preguntas comunes. Pilas. El ansia de seguridad, viejo Lindor Covas. El miedo nos cocina los huesos, Vito Nervio…No sabés la cara que tenés, Sargento Kirk. ¿Nadie exigiéndose, Juan Bautista Cabral? ¿Nadie entregándose, negro Falucho? ¿Qué está pasando, Misterix? Nadie. ¿Nadie?...Les habla José María Moral y la Cabalgata Deportiva Yilé. Cortate con la yilé.
Ah, sí. La sensación olvidada. Sentir sobre el cuerpo la telaraña del aire, su luminosidad que hace cosquillas, la nariz que se expande en abanico seleccionando olores y perfumes a velocidades vertiginosas; y la piel llena de brotes ruidosos que permanecen abiertos, ebrios de orgasmos temblorosos; de ojos cerrados y labios sonriendo, chupándose de un trago la vida. Mareados de sensualidad, de saliva hecha droga; la misma sensación olvidada; ah, sí, diez o quizá doce años atrás, la Frater, y la piel pronta a calcinarse bajo el sol de La Salamanca, en el Arroyo de la China de Concepción del Uruguay; la boca absolutamente disponible para el beso en la boca de Kuky, bajo la rotonda olorosa de la Plaza Ramírez. Ah, sí. La misma sensación, la traspiración en las manos, igual. La voluptuosidad de dormir desnudo, libre; la primavera y la alegría de los cuerpos amándose a los veinte años; igual. Igual, Amelia.

EL__No entiendo. Explicame.
EL MAESTRO__Es un problema de concepto, ¿te das cuenta?
EL__No.
EL MAESTRO __Mirá; por ejemplo…vos viste que, antes, el arte tenía un fin, tenía
como meta conseguir la belleza, pongamos por caso; en vez…
EL__¿Y ahora no?
EL MAESTRO__No; ahí está el asunto. Hoy en día un artista hace su obra sin
preconceptos, crea libremente. Le importa tres carajos si lo que está
expresando es bello, ¿me entendés?. El tipo lo que hace es desarrollar
una idea; plantea ideas. No se hace un problema de estética.
EL__No se los hace, Alejo, pero su obra inevitablemente es un objeto estético.
EL MAESTRO__Pero eso es consecuencia; ahí está la cosa. Son los demás los que
establecen el juicio. Es una resultante de mi obra. Lo que interesa es
mi proposición. ¿Manyás?...
(PAUSA. NO PARECE MUY CONVENCIDO)

EL__Tengo un bollo bárbaro.

Hoy no se hace necesario atracar en ningún banco
sucio.
Ni llevar las manos a los bolsillos para encontrar
el cotidiano silencio.
No hace falta sufrir la humillación de algún
ojo ladrón
turbio de masturbaciones tristes.
Quedar encallados en un café
dejó de parecerse a la desolación.
Ahora unos metros delimitan nuestras manos
y eso es suficiente para comprender que
el pasado
es una invención de los desamparados.