47.-
__Papi, quiero hablar de la tristeza.
__Ya hablaste de eso.
__Ya sé. Pero no me lo puedo sacar de encima.
__Tenés que gambetearla. Yo la engañé con el humor, contando cuentos, cantando.
Si me quedaba quieto, enseguida me agarraba.
__¿Por qué será?
__¿Qué cosa?
__Lo de la tristeza.
__Me parece que porque a uno le cuesta nacer para morir; y aparece bien fuerte cuando
te empezás a poner viejo; cuando el cuerpo empieza a abandonarte.
__Yo, papi, siempre creí que la tristeza empezaba cuando uno se daba cuenta de lo
inevitable de la muerte. Por eso vivíamos y amábamos con la mayor intensidad
posible; para que la puta tristeza no pudiera entrar.
__Sí, m’hijo. Debe ser algo así.Pero llegar a viejo es no poder cerrar la puerta. Entonces
aprovecha y ahí entra ella. Nos ocupa, se nos pega.
__Como una mugre.
__Sí, como una mugre de mierda.
__¿Y Dios?
__Andá a saber…Él sólo espera. Y sabe que iremos al pie, a parar adonde él quiera.
__¿Y si no existiera?
__Bueno, entonces vamos a ningún lugar.
__¿A la nada?
__Ponele.