50.-
__Decime una cosa, m’hijo.
__Qué, papá?
__¿Vos fuiste un montonero?
__No, nunca…Pero sí adherí a ellos. Me sentía representado y los seguía, ciego. Como
tanta gente. Adherí a ellos en todas las movilizaciones. Pero agarrar las armas, no. No
podía. No es que no quería. No podía.
__Tu madre estaba segura que vos eras montonero. Decía que cualquier día ibas a
aparecer tirado en una cuneta.
__Estaba totalmente de acuerdo, ya te dije. Pero no me daba el cuero para más. En
realidad era un cobarde, un cagón. Tenía miedo a lo que pudiera pasarme. Miedo
físico, digo. A una bala , a la tortura…Tenía pesadillas.
__Fue una locura todo eso.
__Ahora que todo pasó es como el diario del lunes; cualquier cosa se puede decir
después.
Pero en esa época los que no nos atrevíamos a agarrar los fierros, estábamos
llenos de culpa…Calentitos en nuestras casas, protegidos, mientras los otros
eran reventados, masacrados.
__¿Y ahora, después de tanto tiempo, qué pensás?
__Que al comienzo todo lo que hacían me parecía justo, necesario. Creía que no
existía otra respuesta para responder…Después algunas acciones que hacían
empezaron a hacerme ruido. Sentía que empezaban a separarse de todos nosotros,
se volvieron militares ellos también, cambió el lenguaje, que se yo…sentí que estaba
en el medio; entre dos fuegos.
__Perón los echó a todos ustedes de la Plaza.
__Ya sé; fue muy triste. Me volví con la cola entre las piernas, lleno de dudas,
angustiado. Ahí me empecé a separar de un Perón que había hecho en mi cabeza.
Vi que lo que pensaba no era real. Después se volvió todo un puro tiroteo
entre bandas. Y que nosotros no importábamos, que nos dejaban solos. Además todos
los supuestos jefes lúcidos, indiscutidos, se rajaron, se las tomaron. Quedamos todos dando vueltas
a la intemperie. Así me sentía yo por lo menos. Pero, en realidad, nunca tuve
capacidad para analizar políticamente lo que pasaba en cada momento. Yo era un perejil.
Y seguía el camino a los tumbos, ya sin convicción.
__¿Sufrías, m’ hijo?
__Y sí…Claro…Toda esa derrota era un desgarramiento. Las vendas se me cayeron. Y nos dimos cuenta que
cada uno de nosotros, los giles, podía ser agarrado. Nos salían a cazar como ratas.
__Nunca entendí lo de Isabelita y López Rega. Muerto Perón, enseguida me morí yo.¿Te acordás?
__Hiciste bien, viejo; fuiste un sabio. Pero había más; eso no era todo. Todavía nos quedaba lo que
esos hijos de puta, con Firmenich a la cabeza, llamaban “la contraofensiva”. Se
mandaban la comedia de ser los Comandantes Revolucionarios en Europa,
disfrazándose de de militares, mientras ordenaban ir de vuelta a la Argentina a un montón de pendejos ilusos al matadero,
con el cuento de que los milicos ya estaban derrotados. Por supuesto no
sobrevivió nadie, no quedó nada. Sólo la farsa. La impotencia. Y una pila de cadáveres. La Patria
Socialista jamás iba a existir. Fue un invento, un ensueño colectivo en el que todos
caimos y que construyeron esos tipos, mandando a la muerte a gente maravillosa
que compró el paquete. Después de tanta tragedia, la cosa se convirtió en comedia.
Una comedia fúnebre.
__¿Y por qué los seguiste, entonces?
__Porque les creíamos, papá. Con toda nuestra puta buena fe. Por las ganas de cambio y de justicia que teníamos. A lo mejor, cuando
empezaron, fueron honestos, idealistas. Pero al final, se fueron transformando en
unos alienados hijos de puta. Se volvieron un montón de enfermos paranoicos y
omnipotentes.
__¡Qué triste, m’hijo!...
__Sí, muy triste. Yo me refugié en la familia, como un perro apaleado. Entonces
empecé fuerte con el teatro para intentar sanar.
__¿Y ahora, después de lo que pasó, qué sos , Marianito?
__¿Qué querés que sea, papi? Peronista… Un peronista de aquellos tiempos ideales,
de cuando era joven. No me queda otra. Si me saco eso, ¿qué soy? Nadie.
¿Entendés?
__Claro que te entiendo…Al final todo lo que te pasó fue por mí. Me seguiste.
__Siempre te seguí, viejo.
__Pero lo de ustedes nunca lo entendí; yo fui peronista, nomás.
__Sí, papá. Entendí muy bien. Tu tiempo fue mejor. Mucho mejor que el
mío. Y vos, mucho mejor que yo.
__Dejate de joder.
Datos personales
- carlos lagos
- Actor,director y docente teatral.Escritor (novela, cuento,poesía y dramaturgia) Artista textil.-
La Tierra del Arca
Hola a todos:
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.
ARTE TEXTIL
Estos trabajos intentan metaforizar el genocidio realizado en la Patagonia, primero con los pueblos originarios y luego con militantes populares. Traté de eludir la anécdota directa y representar los hechos desde la abstracción geométrica. A lo mejor les gustan un poco. Faltan algunos que pronto publicaré.Díganme qué les parecen. Gracias.-
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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