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Actor,director y docente teatral.Escritor (novela, cuento,poesía y dramaturgia) Artista textil.-

La Tierra del Arca

Hola a todos:
He abierto este blog para hablar de arte y compartir obras. Me llamo Carlos Lagos, tengo 68, y la vida entera dedicada a intentar crear en el campo del teatro, la ficción, la poesía y ahora, de viejo, luego de un buen infarto, arte textil.
Quizás a alguien le guste o interese un poco lo que hago o he hecho. Es mi botella al mar. Está flotando y vaga buscando un rumbo. Alguna respiración humana parecida.
Ya salgo. Ya vuelvo.

ARTE TEXTIL

Estos trabajos intentan metaforizar el genocidio realizado en la Patagonia, primero con los pueblos originarios y luego con militantes populares. Traté de eludir la anécdota directa y representar los hechos desde la abstracción geométrica. A lo mejor les gustan un poco. Faltan algunos que pronto publicaré.Díganme qué les parecen. Gracias.-

jueves, 14 de octubre de 2010

62.-
CARTAS DE GRATITUD-ROSARIO
Celia nos recuerda que varias veces ha acudido a la Hermandad de Ntra. Sra. de Fátima para solicitar oraciones y otras buenas obras con el fin de obtener la salud de su hijo, joven de 18 años. Padecía cáncer, se hallaba paralizado y con terribles sufrimientos. Murió como un santo. No recobró la salud corporal, pero sí la resurrección moral y espiritual, siendo ejemplo para cuantos lo visitaban, sonriendo a todos. Gozaba de una maravillosa conformidad con la voluntad de Dios. El confesor que semanalmente le visitaba quedaba admirado. Todo lo atribuimos a las oraciones de ese santuario de la Virgen de Fátima, salud de los enfermos. Por este medio doy gracias a todas las almas errantes.

NUEVA YORK- Vivo en los Estados Unidos, pero tengo mi familia en las afueras de Buenos Aires. Tenía ganas de visitar a una hermana mía. Efectué el viaje.
Me llevó en peregrinaje a su santuario, donde adquirí una plaquetita con la efigie de Fátima para llevarla en mi coche invocando cada vez su protección. Soy diabético. A mi vuelta a esta ciudad, mientras conducía mi automóvil, perdí el conocimiento. Desperté en el hospital, pero sin lastimarme. Atribuyo esta gracia a Nuestra Señora de Fátima. No puedo menos que girarle una limosna en testimonio de mi gratitud.



Ah, sí. De todos modos, se trata de una simpleza. Levantarse todos los días, levantarlos, satisfacer un poco tus necesidades, ponerle alguna flecha a tu vida y quedarte quietito cuando la cosa no dé para más y te bajen el martillo. Ah, sí. Más o menos eso, hermanito. Y también decía: Vos perdoname este pesimismo congénito, pero me levanté así. Vos vas a decir que con este criterio no se va a ningún lado. Y tenés razón; no se llega a ninguna parte. Pero ya tengo mis años y, no vayas a creer, también tengo mi corazoncito. Tuve mis años en los que supe andar queriendo llegar a alguna parte. Y cuando te digo mis años, te hablo de unos veinte o treinta, ponele; si te descuidás, me la pasé toda la vida detrás; pero ya estoy viejo. Los años no vienen solos, sabés vos. Yo no he sido más que un hombre simple, pero me parece que la vida, nomás, me fue enseñando que querer llegar a alguna parte es difícil y no te voy a decir que es imposible, porque a alguno le ha tocado esa suerte; eso hay que reconocerlo. A mí no me
tocó, pero a mucha gente, por lo que yo tengo visto, tampoco. Y para mí eso no debería ser una cuestión de suerte, sino de justicia. Para eso uno debe luchar toda su vida. Yo no quiero desilusionarte porque vos sos un pibe joven todavía, y tenés todo tu derecho a esperar buenas cosas. Pero yo te arrimo mi experiencia, Mariano, porque, en una de esas te sirve de algo aunque no soy un tipo instruido, que tenga preparación, y vos te des cuenta de cosas que a mí no me da la cabeza para ver. Vos, por tu viejo, sabés bien cómo me hice yo, en la calle; atorranteando, viviendo de la caza y de la pesca, pero eso también sirve para tener un criterio de las cosas; simplemente porque uno ha sido vago y ha visto cosas. Imaginate, yo soy del 10, dos años menor que tu padre, así que ¡ si podrás hacerte una idea de la cantidad de cosas que hemos visto!...Isidro te habrá contado; imaginate que con él nos criamos juntos desde pibes y siempre nos estuvimos viendo porque una punta de años yo he estado manejando el coche motor que va de tu pueblo a Uruguay, así que, día por medio, estábamos viéndonos; y cuando él se venía a Uruguay nunca dejó de pasar por mi casa. Como te digo, vos tratá de salvarte solo; te lo digo de corazón. Yo sé que no hay nada más lindo que la juventud, que es cuando uno quiere hacer cosas; ¿ me lo vas a decir a mí?. Especialmente a la juventud de ahora yo la entiendo muy bien, no vayas a creer; no es mala como dicen algunos; para mí tiene sus ideales como los teníamos nosotros, a nuestra manera; pero tiene más estudio, es más criteriosa y se ha dado cuenta de cosas que yo o tu padre, en fin, los muchachos de mi tiempo, no comprendíamos porque andábamos en la joda, en la vagancia. Y bueno, a muchos se les dio por el lado de la violencia, como dicen ahora. No te voy a decir que los justifico porque yo no mataría ni una mosca, pero ¿ quién sabe?, muchas veces, si yo hubiera nacido ahora no andaría poniendo bombas por ahí…Lo que pasa es que estos gurises, como vos, ya no creen que la solución les venga a venir de los políticos. Se han metido a tirar tiros para ver si pueden dar vuelta esta torta, pobrecitos. Yo los comprendo, ya te digo; pero me parece que los van a ir matando a todos de a poco. Yo sé bien lo que es la política; desde la época de los conservadores que vengo viendo cosas. Con tu padre fuimos de los primeros en seguirlo a Yrigoyen y después a Perón. Y ya ves desde cuándo es que estoy viendo chanchullos; pero ya no quiero saber nada. Se acabó para mí; se acabó. Desde lo que pasó en Ezeiza, esa carnicería, ¿te acordás?; de acá fue tanta gente a esperarlo…Y después se comentó mucho. Bajé la bandera y no va más. Lo que está pasando ahora vos lo ves, por eso mi consejo es que no te metás en nada raro; no vale la pena. En el entierro de tu padre, cuando hablamos, yo me dí cuenta bien cómo pensás; sé que vos sos bienintencionado; pero como te conozco de gurí y sos el hijo de Isidro, que para mí era como un hermano, es que te digo que no vale la pena la política. Es sucia, te van a joder siempre y te van a tirar a un tacho de basura cuando no sirvas para nada. Vos tenés una mujer y tus hijos y tenés que pensar en ellos; más ahora como están de difíciles las cosas. Bueno, Marianito, voy a dejar acá. Yo sé que ésta va a ser la única carta que recibas de mí porque nunca nos hemos escrito ni hay motivos, pero me nació en un impulso después que conversamos en el entierro del pobre Isidro. Vos sabés cuánto lo quería y poco ha de faltar para que vaya a reunirme con él. Aquí ando, con la vista ya perdida casi del todo y penando con mi magra jubilación, pero me acompaña Elvira y mis recuerdos; los buenos sobre todo; que de los malos mejor no acordarse. Y, además, no sé para qué quiero ver más cosas con todo lo que tengo visto ya. Esta carta te la escribe por mí, don Juan Olivieri, de quién te acordarás muy bien porque solían jugar al truco seguido con Isidro y ahora los dos estamos en el boliche de siempre, al mediodía, tomando la Lusera y el vermut, mientras se la voy dictando. Recibí mi abrazo y el cariño entrañable que siento por tu padre.
ALBERTO DI MARIA
P/D. Que tengas suerte en tus cosas del arte; con eso sí metele fierro; que ahí está tu futuro. Saludos a tu señora que no la conozco y besos a tus pibes.-


Sostenido por delicadas hebras/de memoria./Sombra vaga de sueños/ya deshechos./ Lagarto inmóvil sobre la piedra/ del añorar./ Espectador de futuros ajenos./ Planta sin suelo./ Apóstol de ninguna cosa./ Pez en tierra./
Todo lo resume un hombre
parado al fin frente a su cara.
Quiero ser una flecha encendida/ rayando la noche./ Piloto de tormentas./ Ave de rapiña./ Águila y chacal./ Calor humano y agua cristalina.
No cuenta ahora más que consigo/ y alguna escasa sabiduría./ Lleva la piedra del pasado pesado/ que arrastra amigos que no tendrán/ la fraternidad del mate y la ginebra.
Es un zorro./ No pudo ser león./ Torpe en las caricias/ ha olvidado cómo besar./ Al fin de la roja guerra ha de volver a empezar cosas, cunas./ Todavía es un hombre. Y mira./ Contempla la extranjera imagen y advierte que está/ a las puertas de algunos pueblos/ que ha fundado/ en su corazón.
Quieto. Parado en la cruz de los vientos./ Delante la mancha insondable de / una sombra./ Y paciencia./ Sabe que todo el secreto consiste/ en quedarse allí./
Igual a una tardía crisálida sin especie.
Hasta el sordo y empecinado batir
de alas recién nacidas.


Ya no nacen descontroladas locas lobas aulladoras alegres a correr por el aire asesinando silencios ni hieren o aran hojas en blanco vírgenes seguras ha habido una guerra devastadora en el corazón del hombre y por un tiempo se llamarán a sosiego las pocas sos ciego que quedan tienen la misión de curarse para luego reproducirse en miles de millones y tomar posición en el cerebro y en el corazón del hombre lastimado. Al solo conjuro de los ojos cerrados y evocando un estado feliz habrán de precipitarse en tropel desbocado a la lengua del hombre a su cabeza y a sus dedos que aprietan lapiceras para realizar la fiesta ininterrumpida pero nueva del lenguaje. Podría ser que el inminente nacimiento de mi hijo reviente los poros las venas la lengua los peros de la poesía.

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